Viaje al origen

Este fin de semana fui de viaje a la tierra donde nacieron mis padres. A la tierra donde duermen el último sueño mis abuelos paternos. Fue estupendo el viaje, hace muchos años que no iba para esas tierras.

Es curioso como al acercarnos cada vez más a su terruño, mis padres iban recordando cosas, anécdotas sobre sus padres, sobre la vida que tenían allá antes de vivir en la capital.

Resulta que a mi abuelo paterno le encantaba jugar con sus nietos, cotorrear con ellos. Le gustaba armar la fiesta con todos. Se comportaba como un niño.

Resulta que a mi abuela materna le encantaban las tunas. Que su padre le preparaba una cubeta llena de esta fruta y ella se comía todas sin compartirle a sus hijos (no de esas, les daba de las que ella juntaba) porque esas se las preparaba especialmente su papá.

Estas y otras anécdotas, remembranzas y cosas así, solo salen a la luz del viaje, mis padres no suelen recordar estos detalles cotidianamente.

Por eso vuelvo muy feliz, porque me encanta escuchar cosas de mis abuelos (ya que no puedo ver a ninguno de los cuatro, por lo menos escuchar sobre ellos) y también recordar las cosas que viví con ellos.

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