Tardes de danzón en Tlalpan |
Resulta que me animé, con cierta ayuda, a tomar clases de danzón. Para alguien que nació con 3 pies izquierdos (chiste local) el simple hecho de pensar en seguir la música con los pies resulta bastante retador.
El caso es que me estoy esforzando y parece ser que los resultados están siendo bastante buenos.
Y lo más agradable del asunto es que esto se está volviendo vicio. Me encanta el danzón. Es de esos géneros musicales que satisfacen fácilmente a mis oídos. Y desde hace unas semanas también a mis pies.
Danzoner@s en Tlalpan |
Una cosa más. Desde aquí va mi agradecimiento público a mi maestro de danzón y a mi pareja. La verdad es que es gracias a ellos que estoy logrando aprender este baile. Sin la instrucción del maestro ni la experiencia, paciencia y persistencia de mi pareja aun estaría tratando de aprender el cuadro básico.
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Ya, aquí está el danzón:
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