Tres ideas electorales vigentes en otros países que no le vendrían mal a México

Tomada de www.infoeleccionesmexico.com
El sistema electoral en México no es perfecto, dudo que alguno lo sea en el mundo, y siempre que vamos a las urnas hay desacuerdos y desencuentros, ya sea por las reglas del juego o por lo que hacen y dicen los actores de la contienda. En fin, que leyendo sobre asuntos electorales, considero que tal vez a México le sirva implementar algunas de las siguientes ideas.

Certificado de sufragio.

En Bolivia no solo es un derecho el votar, es una obligación. Una vez que se emite el voto se recoge el certificado de sufragio, una suerte de credencial que incluye los datos del votante y su fotografía. Durante los 90 días posteriores a la elección, es necesario presentar este certificado para acceder a cargos públicos, realizar trámites bancarios y obtener el pasaporte. Quienes no voten deben pagar una multa para acceder a los trámites antes mencionados.

Esta medida ha lograda que, por ejemplo, en el referendo para realizar una modificación a la constitución que se llevó a cabo el 21 de febrero de 2016, el abstencionismo fuera tan solo de1 16% del electorado. En México, en las elecciones intermedias de 2015, el abstencionismo fue de 52%, aproximadamente.

Mientras más votantes acudan a las urnas, mayor legitimidad tiene un gobierno, ¿no creen?

Voto en blanco.

En Colombia se vale emitir un voto en blanco, no nulo. La idea es que si gana esta opción en una elección, ésta se debe repetir, pero los candidatos no podrán volver a contender por ese puesto. Es decir, se reconoce el voto en blanco como un disenso del electorado y se le otorga una fuerza política electoral.

Muchas veces se promueve el voto útil en México o elegir al menor peor. De contar con la opción del voto en blanco, podríamos echarlos a todos de una sola vez.

Segunda vuelta.

Esta opción existe en varios países y es bien sencilla. Para ganar las elecciones es necesario obtener la mayoría absoluta de los votos. En caso de que eso no suceda, los dos candidatos punteros se enfrentan a una segunda vuelta en la que el ganador necesariamente tendrá más de la mitad de los sufragios.

En las elecciones federales de 2006, Calderón resultó ganador con un 35.89% de los votos mientras López Obrador alcanzó un 35.33%. La diferencia es muy pequeña y ciertamente no otorgó legitimidad al gobierno del panista. De haber habido una segunda vuelta, quizá nos hubiéramos ahorrado el plantón en Reforma y la toma simbólica en el Zócalo.

¿Se les ocurre otra?

Comentarios

  1. Cierto, vendrían muy bien. Eso sí, sería difícil y con mil obstáculos implementarlas, pero lo valdría.

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